Os incluyo un poema de uno de mis próximos libros. Aún sin completar, sin definir, sin corregir del todo. Se titulaba "La vieja casa", luego lo titulé "Qué fue de ella",pero tal vez lleve otro título al final. Por compartir.
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La vieja casa se exilió del tiempo que era suyo, que tal vez no lo fue. Dejó de presumir, pintó sus muros con la ciega nostalgia que deja un cuadro ausente, un clavo desprendido, una mancha que tuvo alguna historia.
Hay restos de palabras en el tablero roto que fue mesa, miradas sin consuelo en las ventanas desde las que un día alguien adoró el mundo.
Siguen los pájaros cantando —lo dijo Juan Ramón—, pero ya nadie los escucha en el porche desolado. Y si nadie los oye es que no existen.
La vieja casa tiene una manera de respirar apenas que jamás sospechó, un pulso sin aguja que enhebrar, una tristeza de cristales rotos que antaño fueran copa, jarrón de rosas o reflejo vivo.
Sin moverse, la vieja casa se marchó de la vida poco a poco, se olvidó del mantel de la alacena, del goteo del grifo, del olor a bizcocho; y le vendió su alma a las enredaderas del olvido.
La vieja casa está, como los pájaros; está pero no existe porque nadie la escucha.
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14 comentarios:
Querido Enrique, tu poema me ha exiliado a un tiempo que si fue mío, a otra casa que sí fue mía...
Yo creo que las casas comparten el alma de los seres que las habitan. Eso al menos le ocurrió a la casa de mi abuela. Siempre fue un rincón de paz y alegría para todo aquel que llamara a su puerta. Se mantuvo sólida y serena hasta que comenzó a oscurecerse y agrietarse junto a mi abuela. Han pasado los años y la casa continua en pie. Tiene otros dueños que la han pulido, maquillado... Incluso la han comprado un vestido nuevo más cómodo y confortable, pero no me habla. Se mantiene silenciosa. No he vuelto acercarme a su puerta. Nos miramos desde lejos como lo que somos, dos desconocidas.
Gracias por compartir este poema que me ha transportado hasta mi casa, la que habita en mi memoria, con su olor a café, con el calor de la chimenea...Gracias de todo corazón.
Besos y un fuerte abrazo.
Te lo dije en persona cuando lo leí...este poema - magnífico - es parte, además, de un libro extraordinario, ese próximo libro que anuncias. Un libro donde demuestras, además, esa fusión entre lo poético y lo narrado, materia ambos de reflexión, que llega dentro y nos hace evocar y pensar. Nos hace caminar contigo al leerte, lo que es algo altamente reconfortante. Tus pasos literarios siempre vienen de algo y van hacia algo. Y, por en medio, estás tú, alquimista espléndido de la palabra, escritor con mayúsculas, recreando la vida.
Estoy de acuerdo. Sin que nadie nos perciba, como sucede a la casa vieja, nuestra existencia es vacía.
Un abrazo fuerte
Qué gusto leerte, Enrique. Me das una envidia...
Gracias, amigos, por vuestros comentarios. Para eso escribimos, Mari Carmen, para que el lector haga suyo el poema, sea cómplice, lo personalice.
Nos damos al pensamiento, Emilio, ¿verdad? sin él, la poesía se queda en sentimentaloide casi siempre.
Luismi, agudo como siempre. Bien entendida la parábola de la casa y de nuestra propia vida.
No menciones la envidia, Frida, sólo el placer compartido en la literatura y con los amigos.
Buen domingo:
Pero esta vieja casa, tiene impregnada en sus paredes, como un libro de historia, las energías de quienes vivieron rn ella o estuvieron de visita.
Me gustan las viejas casas, cuántas cosas nos contarían si pudieran hablar.
Me encanta esta fotografía.
Saludos cordiales desde Valencia, Montserrat
Me hizo acordar de la case en que me crié cuando pasé por el frente 30 años después.
Me gustó mucho el hablar de esa casa
Saludos
Es todo un privilegio leer tus poemas siempre, pero si encima están casi vírgenes, además un honor.
Me encantó cuando lo leíste. Lleva una línea distinta, pero tu sello es indiscutible.
Gracias por compartirlo y ojalá pronto lo podamos apreciar en todo lo que vale, junto al resto.
Un abrazo maestro
El poema es precioso. Un abrazo.
que privilegio haber leído este poema, tan delicado, tan preciso, tan emocionalmente completo....me cautivó....
Querido Enrique, este magnífico poema me ha llevado hasta ese lugar donde todos conservamos las mejores emociones de nuestras vidas. Leerlo me ha llenado de sensaciones positivas. Además de ser un gran poeta,sabes llegar al corazón del lector. ¡Y eso es la leche!
Un besito con mucho cariño.
A esto llamo yo una clase de poesía en toda regla.
Un placer leerte siempre.
Un abrazo maestro!
Es precioso. Me ha recordado a la casa de mis abuelos, que ya no volveré a ver...
Preciosa, me arrastró hasta todas las ruinas que me gritan cuando paso por la calle, y piden una ración de memoria para no desvanecerse en el olvido.
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