Se lo agradezco mucho.
Reproduzco aquí la imagen para mejor lectura.
RECONOCIMIENTO A ENRIQUE GRACIA
por Alfredo Pérez Alencart
en
su espacio "A la intemperie", del diario "El Norte de
Castilla", Jueves 19.02.15
Salamanca está de fiesta, pero
de una fiesta donde lo que embriaga es la lírica del idioma, lo poético de la
existencia que queda escrita para el goce de los demás. Hay un texto bíblico
que se refiere a estar embriagado, y no de vino. Cierto, también es posible
estar embriagado de amor o del Espíritu. Y la palabra en Verso, proyectil
lanzado hacia el pensamiento y la emoción de los demás, resulta un poderoso brebaje
que transforma al que lo liba o lo acopia para sus adentros. Pues ahora en la
ciudad vamos comprobando, de forma fehaciente, cómo muchos excelentes poetas de
España y América Latina, piden que expresemos nuestro criterio respecto a sus
textos. Esto
lo
acabamos de comprobar recientemente, cuando el pasado 30 de enero tuvimos que
reunirnos para otorgar el Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández
Labrador.
Veinte
finalistas y otros muchos más de inmensa valía entre los 371 libros procedentes
de toda España e Iberoamérica, además de Italia, Francia, Canadá, Alemania, Rumanía,
Estados Unidos…
Ya
se sabe que el ganador, por unanimidad, fue el libro ‘Fragmentos de un cuaderno
con vistas al mar’, de Juan Cameron, un poeta chileno al que, con este premio como
que ya lo hacemos nuestro, salmantino por Fray Luis de León, a quien en otro
libro supo rendirle homenaje escribiendo un poema sobre ese famoso ‘Decíamos
ayer’.
Pero
en segundo lugar quedó ‘Juego de Damas’, libro del madrileño Enrique Gracia
Trinidad (1950), otro autor de máxima calidad, inmerecidamente poco conocido.
Leamos
por ejemplo ‘De este tiempo perdido’,
un texto escrito años atrás, pero de una rabiosa actualidad para quien hoy se
acerque a él:
«Hay días del tamaño de un silencio
en los que tanto sol
no abriga nuestras
manos. Entonces los conjuros
tienen la tos
litúrgica y enferma
de la desconfianza,
y no crece
el amor suficiente
para que siga el curso de la Historia.
Tiempos como la risa
de un payaso sin
público,
como el calambre
pálido que enciende la conciencia
al despertar del
vino malo
de una noche sin
rostros.
Siglos como el aroma
de un arcángel
que perdió el
paraíso por soñar con la herrumbre de otro cielo.
Jornadas de ceniza
que alimentan
la costumbre de nada
y otros tantos vacíos.
Hay días en que el
hombre
debe apagar las
horas y volverse a dormir hasta mañana».
Es
un poeta demúltiples registros, que va desde esta muestra precedente a, por
ejemplo, una poesía más lúdica que invita a sonreír, algo de agradecer en estos
tiempos patéticos. Aquí, con el poema ‘Peregrino
a la fuerza", les dejo un botón de lo que menciono:
«Iba haciendo el Camino de Santiago
con
una concha al cuello.
Sus
ojos eran de hayas en otoño,
su
sonrisa de libro y lo demás,
como
para volver loco al apóstol
cuando
llegase a Compostela.
Así
que la llevé en mi coche
(adoro
el autostop algunas veces)
—Yo
—mentí— también voy de peregrino.
—Prefiero
andar —me dijo— pero gracias,
llévame
a Ponferrada
y ya
seguiré a pie lo que me falte.
—“Ponferrada
—pensé— y Finisterre, si te dejas”
Puso
el bastón y su macuto
en la
parte de atrás y se sentó a mi lado.
Casi
no hablaba, pero qué silencios.
Su
perfume a lavanda me hizo olvidar
que
yo no iba a Galicia
y
otros asuntos eran mi destino.
Junto
al castillo de templarios
paramos
a reponer fuerzas.
Cuando
estaba pagando la empanada y el vino,
oí el
motor del coche.
Me
dejó su cayado, la venera,
y un
palmo de narices con recuerdo a colonia.
Caminé
todo el resto del verano
como
un imbécil, con la boca seca,
pero
he ganado el jubileo».
Tras este Accésit
del ya prestigiado Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador, estoy
convencido que la obra de Gracia Trinidad, autor de numerosos libros, será mejor
apreciada y, de cierto, ampliamente divulgada por la América hispana, Salamanca
desde siempre ha sido un enclave mayor del reino de la poesía que brota allí
donde el castellano se ha enraizado.
Ahora hemos
reconocido a un notable poeta como Enrique Gracia Trinidad, un poeta que, en ‘Fragmento de las últimas voluntades’ dice
su verdad sin hipocresía alguna, como todo buen poeta:
«Nadie de mi dolor haga penumbra.
No se
abriguen jamás con mi silencio.
Confórmense
con ser espectadores,
no
juzguen, no devoren, no intervengan,
no
descorchen el vino ni el futuro.
No
reciclen mis lágrimas ni digan
“qué
gran pérdida, cuánto desconsuelo”.
Es
hora de partir, debe quedar
la
casa abandonada, el pan entero,
ese
vago perfume del amor
y un
poema sin fin sobre la mesa».
Enhorabuena,
Enrique.
2 comentarios:
Enhorabuena doble, Maestro, por el premio y por el artículo.
Y reverencia, reverencia, reverencia.
Me alegra que la gente se entere de que eres de los Grandes.
Un abrazo.
Enrique Gracia Trinidad es uno de los más importantes poetas de habla hispana. ¿Poco conocido? No me consta. En Madrid y en otros muchos puntos de España, también en Hispanoamérica donde ha sido invitado a numerosos recitales, es, sin duda, una de las figuras preeminentes de la Poesía de habla hispana. Agradezco el artículo, que hace justicia al autor, con la salvedad de ese punto respecto al conocimiento. Enrique, además, ha sido ganador de numerosos premios nacionales e internacionales. En fín... de todas formas la talla de un escritor no se mide por el inmediato reconocimiento. Apañados habrían estado Pessoa, Kavafis, Kafka y tantos otros si así hubiera sido.
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